sábado

Y con esa insulsa sonrisa te despides de mi mundo. Te guardaré en lo más profundo. Con un último beso, una caricia y un abrazo, sé que no llegará a más que un arañazo en este empapelado que se cae a pedazos; viendo como te hundes con ella, saludándote junto a mis lágrimas y la misma vieja promesa. Dejé sobre la almohada una carta suicida, encárgate si quieres de que todo sea mentira. Si quieres te regalo también el dolor en el que me has enterrado; puedes conservar mis alas, donde tú me llevas no podré usarlas.