miércoles

Me acosté como siempre pensando en tí y desperté, tal vez no de la misma forma, tal vez esta vez no, no soy la misma persona. Ya no suena esa canción, no quiero entender quién canta ahora.. esa mentalidad enferma, que repetía y repetía, te amo, y su nombre me partía la cabeza. Su nombre le partía el corazón. A ella que de a momentos te extraña y sueña con que entras por cualquier puerta, te asomas por cualquier ventana.

No entenderías como me siento ni aunque quisieras hacerlo.
Sabía que tenía tantas cosas por hacer, pero no me dejabas hacerlas.  
No la dejabas dejar de soñar cada vez más profundo con tus palabras.

Mientras sueñas, niña, cada vez que descansas, dejo de hacerte creer que es real. Entonces intentas esconderte.. no te dejaré sola. No podría ni aunque lo intentara. Dónde fueron sus ojos, su sonrisa y su mirada, dónde fueron? que no puedo sentirlos, pero puedo extrañarlos. Sé que te desangras internamente, mueres cada vez que aparezco, pero sabes, tengo más fuerzas que tú. Sabes que el dolor puede más que tu propia fantasía, no podrás conmigo, ni con tu imaginación. Pregúntate qué quedará después de esta batalla. Qué más que cenizas.

Los rayos te refugiaban de la realidad. Pero no llovía, ingenua, y una tormenta eléctrica parecía arrasar contigo. Tu imaginación nuevamente te salvaba
aprenderás a vivir cuando veas sangre correr por tus venas.

Cuando apareció caminando por debajo del puente con aquel ramo de rosas negras, no notaste que traían consigo sus espinas. Todos podemos ver, lo que queremos, y no ver lo que no queremos, o no es así? Tu eterna inocencia se toma recreos, mi vida, y yo esta vez la reemplazaré. Te prometiste muchas veces no caer en la trampa, y te prometiste tantas más, no verme crecer. Tantas que cada vez que me hacía más grande, no me veías, porque no me querías. Aquí estoy, no me esperabas, pero sabías que volvería. Es eso la luz del sol amaneciendo por tu ventana? Calla, ya pasará la tormenta, ya florecen las esperanzas, mírame llegar, mírame secar tu sangre, niña, a lo lejos ya me sufrías.

Puedes contrastar ese rosa. Puedes compararlo con esa parte de tí que dijiste alguna vez, que tan sombría era que la pintarías de un color incluso más oscuro que el negro. Mujer, date cuenta de que tu también estabas pintada, lúgubre, cuando yo me acercaba y mis sombras te cubrían, y tú ahí tirada, sin querer abrir tus ojos, sin dirigirme una palabra, bonita, porque nadie te veía soñar.

Naturalmente comienzas a quemarte, como un clavel rojo muestra sus puntas negras, yo como una tormenta de lluvia ácida amenazo con cubrirte los ojos, pobre y desolada muchacha, acaso no te das cuenta de que jamás cumplirás tus sueños? Acaso no te das cuenta de que tus horas se consumen? Acaso no quieres ver como tu realidad se filtra en mi reloj? despiértate ya maldita soñadora, te pude ver acabada apenas rozaba tu mirar, yo misma choqué los colores, yo misma te vi sangrar, yo misma comprobé que sin tus sueños estarías vacía. Ya no te quiero mirar, no soporto esa ojeada perversa sin piedad.

Dime ahora infeliz, dónde esta ese hombre que te hacía suspirar? Qué pasa con tus ilusiones? Dónde te esconderás ahora de tus amargas pesadillas? Corre hasta que ya no tengas aire, y mendiga, que la siguiente noche tampoco lo encontrarás. Disculpa, no te quería desilusionar, pero creo entender quién canta ahora.